martes, 3 de marzo de 2009

-¿Todo liquidado? -preguntó suavemente Ossorio. El otro apoyó una mejilla en la mano y esperó que el mozo del mostrador se alejara.
-Y sí -dijo, con una entonación portuguesa-. No hay frente, no hay frontera. Un pedacito de algodón en una garganta abierta. Antes de dos días... -Siguiendo su idea se acarició el cuello con los dedos.

Ossorio tomó un trago y se sujetó el labio en la mano para secarlo. Encendió la pipa mientras el mozo del mostrador se recostaba en la estantería y entornaba los ojos, un momento, para engañar al cansancio. Sacudió la cabeza y corrió la manija de la cafetera.
-¿Y esto? -preguntó Martins-. Recién llego.
-Todo podrido -dio la espalda a Martins y miró hacia el fondo del salón.
-Vi mucho gordo, mucha gente de ésa, suelta -comentaba la voz arrastrada de Martins en su hombro.
Volvió a apoyarse en elmostrador y vació el vaso.
-Todo podrido. Sí, ya se siente el mal olor. Al primer avión que aparezca se acaba la ciudad. Están entregados.
(Para esta noche-Juan Carlos Onetti)

no es esta noche.no hoy. ni en mucho tiempo.